Friday, October 27, 2017

A REVOLTA DOS CEIFEIROS

Enquanto o Parlamento da Catalunha aprovava resolução para declarar a independência - vd. aqui

o Senado, vd. aqui    aprovava a aplicação do artigo 155 da Constituição na Catalunha.

La revuelta de 1640 y la República Catalana

Cataluña ya se proclamó república independiente en 1641, después de la revuelta de los segadores. Eso sí, tras apenas unos días, el país se colocó bajo protección francesa.
Las tensiones entre Cataluña y España llevaban años alimentándose. Por un lado, la política imperial castellana supuso un abundante gasto para las arcas. El conde-duque de Olivares, valido del rey Felipe IV, intentó compensar esta situación económica con la Unión de Armas. El objetivo era que todos los reinos de la monarquía, y no solo Castilla, contribuyeran económicamente y con hombres al esfuerzo militar. Barcelona se negó porque iba contra las constituciones catalanas.
A eso se unió que España entró en guerra con Francia en 1635. Se trataba de un nuevo episodio de la Guerra de los Treinta Años, que llevaba en marcha desde 1618. El ejército francés invadió el norte de Cataluña y Olivares respondió enviando miles de hombres para preparar la nueva campaña, pero sin permiso de las instituciones catalanas. Olivares envió una carta al virrey que interceptaron los catalanes y se leyó en la Diputación: “Los catalanes son naturalmente ligeros: unas veces quieren y otras no quieren. Hágales entender V. S. que la salud del pueblo y del ejército debe preferirse a todas las leyes y privilegios”.
El alojamiento de tercios de Felipe IV creó tensiones con el campesinado, que incluyeron, como se recuerda en la Història de Catalunya dirigida por Albert Balcells, el “saqueo, profanación e incendio” de varias iglesias.
Todo esto contribuyó a suscitar un alzamiento popular en 1640 contra las tropas castellanas. Segadores (e insurgentes disfrazados de segadores) entraron en Barcelona, acorralaron al virrey en su palacio y lo asesinaron junto a todo su séquito en la playa, mientras trataba de huir en un galeón.
“Fue bastante caótico -escribe Henry Kamen en España y Cataluña: historia de una pasión-: la ley y el orden se quebraron totalmente en Cataluña porque las clases altas catalanas temieron actuar contra sus propios vasallos”. En octubre se firmó un acuerdo de defensa con los franceses. El 16 de enero de 1641, Pau Claris, presidente de la Generalitat, proclamó la república, pero el 23 de enero se transfirió el título de conde de Barcelona de Felipe IV a Luis XIII, “poniéndose de este modo y voluntariamente bajo la corona francesa”.
No salió bien. Kamen apunta “el Estado francés era mucho menos respetuoso con sus privilegios que los castellanos” y el experimento terminó 12 años más tarde. Felipe IV recuperaría Cataluña, pero Luis XIV se quedó el Rosellón y parte de la Cerdaña. El rey español juró respetar las constituciones, eso sí. No estaba para ponerse exquisito: en 1640 Portugal también había declarado su independencia, gracias a una alianza con Inglaterra. - aqui
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